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PERDER PESO DE FORMA CONSCIENTE

Cuando comenzamos una dieta pensamos que contando calorías y echándole fuerza de voluntad conseguiremos llegar a nuestro peso ideal, pero la realidad es que la mayoría de nosotras al poco tiempo abandonamos... Contar calorías es aburrido, cansado y difícil y la fuerza de voluntad tiene los días contados. Una tarde de domingo lluviosa que nos pille un poco tristonas y se acabó.


Pero entonces, si esto no va de contar calorías ni de echarle fuerza de voluntad ¿qué podemos hacer? La mayoría de los procesos de pérdida de peso se basan en lo QUE COMEMOS pero yo os propongo ir más allá y centrarnos en el PARA QUÉ comemos.


La realidad es que todas sabemos, más o menos, lo que tenemos que comer para perder peso. Y si no lo sabemos podemos encontrar la información de forma rápida y precisa. Pero sabemos ¿para qué comemos cuándo comemos? Volvemos del trabajo estresadas, cansadas, de mal humor... hemos tenido un día terrible y nuestro primer impulso es abrir la nevera y darnos un atracón con lo primero que pillamos. No queremos sentirnos como nos sentimos y hemos aprendido que comer nos hace sentir mejor. Y lo conseguimos. Y lo repetimos. Y sin darnos cuenta hemos instalado un hábito muy difícil de cambiar. Y aunque luego llegan las consecuencias (kilos, malestar, culpa, vergüenza... )no las tendremos en cuenta la próxima vez que asaltemos la nevera.

Prestar atención al cómo comemos nos da también mucha información de lo que pasa con nuestro sobrepeso. La mayoría de las veces comemos en modo piloto automático sin estar atentas ni a la cantidad, ni al sabor, ni incluso en ocasiones a lo que estamos comiendo. Nos sentamos delante de la tele, del ordenador, nos perdemos en nuestros pensamientos mientras comemos y cuándo de repente "volvemos" nos hemos acabado el plato sin habernos dado cuenta.


Para ser más conscientes necesitamos observar con curiosidad y sin juzgar lo que está ocurriendo en nuestra experiencia de comer en cada momento. Para tener curiosidad necesitamos despegarnos un poco de la experiencia. Tratar de verla desde fuera, como si estuviéramos espiando el comportamiento de un niño desde detrás de una puerta. Y con respecto a no juzgar... Nos juzgamos tan duramente que preferimos no ver. Si no nos hacemos conscientes que todas las tardes al llegar del trabajo asaltamos la nevera no podemos cambiarlo. Pero para darnos cuenta de esto tenemos que ver también qué emociones están empujándonos hacia la nevera. Tenemos que conectar con nuestra tristeza, nuestra frustración, reconocer que nuestro trabajo nos estresa, nos pone de mal humor... y no queremos. Preferimos poner el piloto automático y auto calmarnos de manera rápida. Sentir nuestras emociones es difícil al principio pero es el único camino para desactivar los comportamientos automáticos.


El problema no es la comida sino la relación que establecemos con ella. Una vez que cambiamos esta relación la palabra dieta desaparece de nuestro vocabulario y nos convertimos en personas conscientes que comen de manera consciente y bajar de peso no es el objetivo, sino la consecuencia natural de este cambio.



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